Los viajes en los cuales se va en grupo son muy educativos especialmente en cuanto a lo que a las características del ser humano se refiere.
Es obligado si uno no quiere sentirse "atrapado", elegir bien las personas con quien se viaja, o bien debe uno armarse de paciencia, sabiduría y tolerancia.
Parece mentira como el mero hecho de tener que compartir obligadamente las horas del día, estresa a algunas personas e incluso salen a relucir los peores aspectos del alma humana.
Los primeros días por no decir las primeras horas, bajo la influencia de la novedad y el entusiasmo todos están dispuestos a disfrutar y a reír. La conversación es animada y todo el mundo hace propuestas que contribuyen al grupo.
Hay grupos cerrados desde el primer momento, se desmarcan ante los intentos de aproximación, dan educadamente respuestas breves con la mirada esquiva, revoloteando los ojos por el espacio, como si buscasen algo y sin intención de continuar la conversión. Intentando un análisis positivo, justifico ésta actitud con la lógica concentración de alguien que esta en un espacio desconocido, pero mirado de un modo negativo también llego a otra conclusión, como el premeditado hecho de no compartir información con los demás, información positiva para el grupo como la posibilidad de viajar a un precio mas barato, esta sospecha se confirma cuando les ves salir disparados hacia su destino, sin decir ni adiós, dejando abandonados a su suerte a los compañeros novatos.
Otros necesitan 24 horas para fracasar en las incipientes relaciones de amistad. Después de un día frenético y bien aprovechado, Westmister, Torre de Londres y un musical. Al segundo una compañera se hunde en la apatía mezcla de escepticismo y cansancio. Lo atribuyo a lo segundo, a la polución que le irrita los ojos, al cambio en la dieta que le arruina la digestión (lácteos) o la inapetencia de visitar sitios, en fin que en un día lluvioso y con viento frío nos aventuramos a visitar los famosos mercadillos londinenses. Propongo visitar el mas alejado, el de Camden, pero nada mas llegar veo que no es lo que esperaba, esta lleno de baratijas de mala calidad, pseudoartesanas y nada que despierte mi interés. No encuentro nada auténtico de la cultura local y los puestos son repetitivos, ni un solo verdadero artesano, son comerciantes ambulantes, generalmente inmigrantes y bohemios que venden todo tipo de tonterías manufacturadas en China y que luego, una vez llegadas a casa, van a la basura. Los echarpes que en principio despertaron mi curiosidad eran caros y de dudosa calidad, importados por contenedores de china, se encontraban los mismos dibujos y colores por todo Londres.
La ropa igualmente de mala calidad y originada seguramente en talleres de explotación infantil o humana, nylons inflamables y negros, color que todo lo oculta, para los góticos y en este mar de mal gusto y degradación la gente urga y revuelve como en un mercadillo tercermundista, buscando no se que gangas.
Mi amiga revolotea ansiosa, presa de excitación, por pasillos estrechos, como si de la búsqueda del tesoro se tratase. Parece que se le anima un poco el humor, va y viene por los mismos puestos, regatea, juega a ganar, se siente fuerte y acaba gastándose 100 € en dos anillos y un colgante de "Plata" y piedras "semipreciosas", por un instante ha comprado su parcela de felicidad. Pero le dura poco y vuelve a caer en un negativo sopor pasada la excitación de la compra. Vuelve a plañir sobre que deberíamos haber venido mas tarde así comeríamos en uno de los cientos de puestos con comida típica asiática de dudosas cualidades sanitarias. Refritos cargados de especias con chinos o hindúes revolviendo las sartenes, toda la comida tiene ese mismo color a curcuma o curry y no se ve nada fresco, todo se me hace recalentado, no se me activan los jugos gástricos.
Ya no sé que hacer para restablecer el humor de mi acompañante, propongo un marroquí, donde tomamos un te típico, pero la elección de las pastas se hace dificultosa. A mi me atraen los únicos dos dulces que tienen, un pequeño bollo como de almendra y una especie de pestiño, propongo probar los dos ya que son pequeñitos y nada perdemos arriesgando. Mi amiga refunfuña que estas cosas son demasiado dulces y cuando pido una ración finalmente se decide y pedimos para ella. El lugar es muy obscuro, cubierto de tela de tapiz en tonos rojos y con profusión de sofás, las mesas variopintas, algunas de marquetería (me engancho el pantalón con un clavo) tardan en traer el te. Yo me relajo pues hay una familia de alemanes, unas diez personas que han pedido antes que nosotros y el personal es poco. Mi amiga sigue impacientándose y no da señas de estar dispuesta a disfrutar el momento. Su actitud es de como si se le hiciese tarde para ir a algún sitio. Finalmente traen el te en una tetera que es de ese metal, parece plata pero tampoco es inoxidable ni zinc.como las jarras de cerveza alemanas. En vez de tazas, dos vasitos de cristal que instintivamente uno coge de la base y el borde con dos dedos. No hay colador por lo que algunos trozos de hoja de menta se precipitan en el fondo del vaso. El te es insípido, ni siquiera necesita azúcar. Intento buscar el misterio de su sabor y en fin....poniendo un poco de imaginación......(es de mala calidad como el mercadillo)
Los pastelitos los como a pequeños mordiscos para encontrar placeres escondidos, uno sabe a canela y miel y es crujiente, entre galleta y pastelito y el otro sabe a almendras y no es tan dulce como me vaticinó mi amiga (en Turquia si).
Posh como soy encontré finalmente unas Allstar tobilleras que me retrotraen a ni adolescencia y compro sin dudar. Creo están a buen precio, pero si no es así me da igual ya que las miraba hace tiempo, no sin cierto escepticismo, pero al ponermelas con mis pantalones apitillados de talla 38 me sentí muy trendy, yo también encontré mi cuota de felicidad en CAMDEN.
Finalmente salimos de aquel horrible sitio, donde no vi ni un autentico gótico, ni ninguna de esas preciosas crestas de colores que llevan algunos chicos, los mas creativos los he visto en Barcelona.
Al final nos dirigimos hacia Notting Hill a pesar de las protestas de mi amiga que piensa que en un sitio así (camdem) hay mucho para ver y se puede pasar un día entero en él.
Santo cielo! si hasta las tiendas de artículos Vintage vendían cosas que hace tiempo he tirado a la basura, verdaderos artículos de ropavejero, en fin quizás a mi no me resulte novedoso y a los jóvenes de hoy en día le haga gracia una maletita de plástico viejo y resquebrajado de BOAC.
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