Hoy me he levantado como esponjosa, estaba desayunando con los ojos entornados hacia el follaje verde de los pinos (o lo que queda), cuando me cuentan una anécdota de ayer.
Desprevenida esbocé una media sonrisa con ese buen rollo que uno tiene por las mañanas especialmente cuando se esta "deglutiendo" una tostada calentita con mantequilla y te llega un hilillo de aroma del café nespresso "indira".
El cuento era de un amigo mejicano que además vive en Suiza, ya empieza la historia como de película kitch.
El señor parece ser enviudó y se volvió a casar, no especificaron en el cuento si con suiza o mejicana, con otra mujer (hoy en día hay que puntualizar....).
El narrador explica que fue invitado con otros amigos a casa del mejicano, como no, a ver un partido de fútbol.
Todos se acomodaron alrededor del televisor pertrechados de cervezas, patatillas etc.
"En esto que suena el timbre de la puerta y el mejicano salta del sofá corriendo a abrir la puerta. En el quicio de la puerta esta su mujer con un maletín. "Hola cariño" (besito) "dáme el abrigo...." (caricia) " que tal has pasado el día...." "pásame el maletín...." "que quieres para comer...." " que te apetece....tienes hambre?"
En fin la verdad nunca había visto un hombre así!!!
Completamente al servicio de su mujer, a sus ordenes, vaya que impresionante.
La explicación es que ella es la que trabaja y él ha elegido quedarse de "amo de casa" increíble! nunca pensé que algo así podría suceder"
Me quede con la tostada en alto.....interrumpida la masticación....espectante.....a ver cual era la resolución del cuento, o cual era la conclusión.
De pronto fue como esos dibujos geométricos que ves una cosa pero si fuerzas la mirada ves otra cosa.....así me sentí. Como aquellos movimientos de cámara de Guy Ritchie que enfocan lo que nadie ve pero está ahí.
Se hizo un silencio y continuamos desayunando.
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