sábado, 31 de agosto de 2019

La familia Iglesias, Bilbao y las bibliotecas

Me he hecho el firme propósito de leer la modesta biblioteca que me dejó mi padre. Pero no por modesta es menos rica.....el tema biblioteca en mi familia tiene una historia larga que abarca el período de la guerra civil  hasta nuestros días. 
Mi tio Iñaki, era el hermano mayor de mi padre, según papá todo lo que tenía de pequeño lo tenía también bajo tierra. 
Llegué a conocerle a través de las fotos que intercambiaba la familia tras años de separación, yo solía escribir, según los designios de mi padre que me encomendó la correspondencia familiar a los doce años, a mi tía Isabel, la única hermana, autoritaria como la que más,  para bregar en una casa de tres hermanos varones y los padres, pero también escribía a la casa de mi tío Ignacio. 
La tía Isabel se casó con el tío Andres y tuvieron un único hijo. Jesus al que llamaban, habitualmente,  los apodos en España son comunes, le apodaban Jesusin. Jesusín era un chico guapo, tenía una cara redonda de piel blanca donde lucían unos ojos grandes de color castaño, tenia unas pobladas pestañas y era rechoncho y de mediana estatura como sus padres. No se bien que pasó,  pero dicen que debido a la polio, sobre la veintena, le produjo una minusvalía psíquica de la cual nunca se recuperó. A pesar de todo, era autónomo y sólo  se le notaba en el habla, que era lenta y como que rebuscaba en su cabeza las ideas. Eso si, siendo varón, su minusvalía no le privó de adquirir todos los atributos sociales que corresponden al macho, especialmente los vascos, ese hablar de piernas abiertas, a voces, estableciendo dogmas en cada frase, la voz alta casi a gritos. Cada pueblo tiene sus características y nosotros, viniendo de Uruguay, donde la gente tiende a ser discreta y comedida en el habla y los gestos, optando por la prudencia antes que por el sobresalir, nos sentimos altamente conmocionados al llegar a Bilbao. Un día que tomábamos  café, en un atestado bar dónde  la gente se apiñaba en medio del humo del tabaco a tomar chiquitos a media mañana, nosotros, que solo bebíamos coca cola, estábamos como sapo de otro pozo…. De pronto la gente levantaba las voces y se arremolinaban con ademanes de brazos en alto y yo decía preocupada…” papá, papa, esa gente se pelea! Y mi padre decía…,” que va! Solo hablan! Ja ja ja. Pues todos esos atributos de la “ tribu” tenía mi primo Jesusin….
Luego estaba mi tío o Jesus, que vocación de nombres para unos socialistas ateos, El tio Jesus estaba casado con la tía …. Y tuvieron dos hijos, Maria Jesus y su hermano Pedro Mari que fue marino mercante, con ellos no nos escribíamos regularmente aunque como con todos, respondíamos formalmente a sus misivas y fotos. 
Aquellas cartas formales y único medio de comunicación en la época, aún no existía internet y el teléfono era un lujo que disfrutaban muy pocos, iban y venían por avión  y por barco y podían tardar un mes o más. Las cartas se guardaban para tener un hilo conductor y cuando el cartero las traía, a veces venían “duras” con fotos dentro. Pocas veces llegaban  con ribete negro,  cosa que anunciaba alguna muerte, éstas también eran de las “duras” pues traían los recordatorios con una oración y la imagen de algún Cristo o virgen sufriendo, a veces se  adjuntaba una foto de la lápida, como testigo mudo de la muerte.. 
Bueno...aquí el tema es que el hombre de chapela de las fotos, mi tío, le conocí personalmente en mi primer y ya definitiva visita a España en el 75. 
Mi tío tenía una de las habitaciones del piso de Santuchu dedicado exclusivamente a la biblioteca, además  había frente a los acristalados anaqueles,  un sofá con orejeras y una lámpara de lectura. 
El tío Ignacio no dejaba tocar a nadie su tesoro más preciado,  tenía  estrictas normas de manipulación de los libros. Recuerdo que cuando me condujo a la habitación tenía un gesto entre receloso y molesto, me dijo primero que no podía tocar nada, pero, como si dudara,  empezó a mostrarme unos estantes deslizables donde se podían  apoyar los libros cuando se ojeaban, también me dio recomendaciones de cómo se debían coger, para no estropearlos y por supuesto ni hablar de doblar las páginas!….. los libros estaban allí como un mudo testigo de resistencia, ideas encerradas entre dos cubiertas que desafiaban la historia de represión….en el tiempo que estuve en su casa no vi que se enfrascara en la lectura de ninguno, pero los guardaba, como un centinela,  con su paso largo y enérgico pasillo arriba, pasillo abajo. 
Con orgullo me contó que era la tercera biblioteca que montaba, pues las dos anteriores habían sido confiscadas por la guardia civil en “aquellos años”. Había toda suerte de libros, de los encuadernados en piel formando colecciones, de las antiguas enciclopedias que encerraban la historia en sus tomos, también las actualizaciones y para mi sorpresa había una colección de TVEOS, que guardaba con mimo, sus labios se arquearon en un esbozo de sonrisa, casi una mueca, pues él no acostumbraba a sonreír, todo lo contrario, tenia gesto adusto y severo marcado por su recia mandíbula y su hirsuto y rebelde pelo blanco, sus ojos se entornaron ante los comics con un esbozo de ternura y recuerdos.
Fabio, mi padre, tenía fervor y admiración por su hermano mayor y en los cinco años que vivió en Mallorca, en un pequeño piso que compramos, comenzó la colección de la suya....tal como las abejas construyen el panal, lo llevaban en los genes, mi padre y mi tío construían una y otra vez sus bibliotecas, al igual que esas hormigas, que al darle una patada al cónico hormiguero, afanosas, lo vuelven a reconstruir. Pero mi padre la construía por la lógica emulación del pequeño hacia el grande, por que su hermano era como un ejemplo a seguir, su faro de Alejandría!
Contada esta larga y necesaria anécdota decidí comenzar por el tomo uno, ya que no me podía decantar entre tantos títulos......tengo que decir que he perdido vocabulario desde que, paradójicamente, llegué a España , pues encontré en la lectura una palabra que usaba de joven y había olvidado.... FALLEBA.... os dejo a vosotros el buscar su significado pues yo ya he contado bastante....

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