miércoles, 12 de enero de 2011

AVENIDA 18 DE JULIO

Después de mas de 30 años volví a caminar por 18 de Julio!
Si bien el lugar me era familiar, fue como si tuviese que arrancar del fondo de mi cerebro los recuerdos.
Es verdad, que si bien es una calle que recorrí muchas veces, no fue para mi una calle vivida. Iba desde mi trabajo, en la Plaza Independencia, hasta el Instituto Cultural Anglo Uruguayo como una exalación. Era un recorrido que hacia tres veces a la semana pero como si entre esos dos puntos del mapa no existiese nada. En Uruguay una mujer joven, más  o menos agraciada, que camina sola por la calle, es asediada con miradas y requiebros, lo que te hace que camines rápido y por lo menos yo, siempre la mirada clavada en el suelo. 
De reojo observaba escaparates y edificios y cruzaba rápido en los semáforos, evitando las calles conflictivas y siempre lo hacía  por el lado del bordillo, por si alguien me abordaba, así me lo había recomendado mi padre dentro de una serie de normas de protección personal.
El paseo de ayer no fue mas relajado que los de hace 30 años. Nos habían prevenido de tantos peligros y posibles desgracias al osar bajar del coche y poner pie a tierra, que nuestro paso por la avenida fue un disfrute limitado por el continuo observar si alguien nos podía robar, estirar del bolso, arrancarnos el Rolex etc. Todos se presentaban como posibles sospechosos, especialmente para mi marido que iba detrás mio, tipo guarda espaldas, pisándome las sandalias cada tres pasos. También apoyaba su mano sobre mi hombro,  como para crear una pared imaginaria entre mi cuerpo y la multitud, hace tantos años que no me coge de los hombros al pasear que el peso de su mano se me hacia molesto, tenía la sensación de que le remolcaba yo por la acera. Que paranoia!!!
En fin... puede que el peligro fuese real y nos acechara, pero nuestro aspecto que antaño en otros viajes solía concitar miradas de los transeúntes, pero ahora que somos dos viejos sesenteros, no noté que nadie nos observase. Luego recordé que en Uruguay la gente no mira directamente como en Europa, donde eso siempre me ha resultado una impertinencia. En Uruguay la gente gira la cabeza haciendo un barrido con los ojos como si el foco de atención fuese otro, pero los ojos que se posan imperceptiblemente sobre ti, como de paso, sin detenerse siquiera, captan y archivan inmediatamente lo que pasa por su retina. Es una costumbre de urbanidad que, a excepción de cuando se tiene un interlocutor, se considera de mala educación mirar fijamente.
Descendimos del coche en 18 y Paraguay y comenzamos a remontar la calle hacia Boulevard Artigas, la calle estaba llena de gente, tiendas, vendedores ambulantes y la calzada de autobuses, el transporte público es importante y abundante. Los edificios estaban igual que siempre pero  ocupados por otras firmas o dedicados a otras actividades, giré la cabeza y ví el edificio de la policía y donde había antaño, un cine ahora se anunciaba una de esas iglesias que invaden latinoamerica y te prometen la salvación. En una esquina, La Pasiva, con sus frankfurters que no se encuentran ni en Alemania. De pronto recordé una cuesta y le pregunté a mi marido: " No es ahí donde estaba aquel pequeño bar en que a la una de la madrugada nos reprendieron severamente: "la vitrina ya esta hecha!" se refería a que nos dábamos un interminable beso de tornillo y se ve que al dueño le horrorizó.... jajaja.
Jorge recordaba mas que yo, a mi me costaba más, al punto que girando una esquina de pronto tuvimos enfrente el enorme edificio de ladrillo rojo, que ocupa mas de dos manzanas, de La Intendencia de Montevideo,  como un puzzle de cubos se me colocó esa imagen en la idea que tenía del trayecto (igual que en el mac que las imagenes se desplazan hasta colocarse) parece mentira, pero recordaba la calle mucho mas corta y le faltaba ese trozo. 
Una vez leí que la memoria siempre nos traiciona y recordamos cosas en fechas equivocadas y no están en los sitios correctos. Lo cierto es que me encontré como niño con juguete nuevo, sonriendo y recorriendo todos los ángulos de la explanada frente al impresionante edificio, además la replica del DAVID que esta en Florencia, éste en bronce y hermoso como el original!!.
Le dije a Jorge "Entremos!" nunca en 25 años de vivir allí había entrado. El edificio de la intendencia no es especialmente hermoso pero tiene esa enorme y brutal dimensión que tienen allí los edificios y las casas en Uruguay, en Europa sobre todo lo antiguo es pequeño, todo está más apiñado, yo misma me quedé boquiabierta ante el Escala de Milán, lo encontré minúsculo en comparación con la grandiosa fama que le acompaña.
Dentro, a la izquierda  había un busto de bronce de Artigas,  como siempre con ese aspecto venerable y la nariz aguileña, el cabello largo peinado hacia atrás y la frente generosa, siempre me ha recordado a mi padre. En el lado opuesto de la estancia, una proa en mármol con un ángel con enormes alas y sin cabeza (creo es la libertad de Samotracia) y al fondo, sobre un enorme umbral,  un mural al estilo de los de Picasso.
No se veía mucha gente, pero a un lado, a través  de una puerta,  se divisaba una sala llena de ciudadanos haciendo cola, lo típico y obligado en un ente público cuando tienes gestiones que hacer.
http://www.gratisweb.com/mundomatero/gaucho.html

Hice algunas fotos de todos los ángulos de esta escultura ( el gaucho) pero había carteles y semáforos que obstruían la belleza y el disfrute de su visión,  por eso he recuperado esta antigua foto donde nada distrae la mirada mas que la obra.
Dimos la vuelta y enfilamos calle abajo, no podía dejar de sacar fotos hasta que los caza turistas nos descubrieron y tuvimos que esconder la cámara. Por suerte pude disfrutar por toda su circunferencia de la magnifica escultura de "EL ENTREVERO" que esta cargada de dinamismo y acción y parece una película en pause que en cualquier momento va a estallar en el fragor de la batalla.

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