martes, 27 de mayo de 2025

El Libro

 El único modo de discernir lo real de lo que no lo es, es leer el libro. Desde la portada, de reojo, me observa de soslayo, esa mirada, fría como el acero, inquisitiva, que rige y comanda.

Quizás su lectura me agregue nuevos pesares, nuevos motivos de preocupación y congoja, pero al menos no serán fruto de mi parcial apreciación. Porque digo congoja? Pues por que no me es ajeno, me interesa, me interpela.

Lo devoro… no me es un escenario ajeno, son, con salvedades, escenarios reconocibles y que hasta su olor me impregna.

No se si lo he dicho en algún momento…me hubiese gustado nacer hombre. No por la dicotomía de hoy en día de “sentirse” de un sexo diferente al propio,  sino por que, desde que tuve uso de razón,  pude sentir la diferencia, no solo en seno de la sociedad,  sino también, como descubriría tardíamente, lo que en realidad significa biológicamente, el convertirse, en la flor de la vida, en un “sarmiento” y dejar de existir,  a por oposición,  ser hombre que es ser potencialmente un creador de vida sin casi nada que lo limite. Hecha ésta salvedad está claro que mi mirada, retrospectivamente hablando, por fuerza,  tiene otro matiz y cierto cariz reivindicativo. 

Vaya despropósito! Reclamarle a la naturaleza. 

Volviendo a los relatos de los hechos, siendo los míos prácticamente calcados y me atrevería a decir no solo los míos,  sino los de dos generaciones o más,  que sufrieron dos guerras y destierros forzados…. Tengo que hacer un giro crítico y centrarme más en la persona y como gestiona lo relatado.

Nos cuenta sus experiencias con honestidad y sin retoques estéticos pero como si de una isla se tratara donde convergen todas las abyecciones de la sociedad de la época. Su visión es en cierto modo parcial dado que si bien los hechos son comunes a su generación, su modo de afrontarlos es muy personal,  dejando de lado la perspectiva de género,  que en cierto modo jugaba a su favor.

Sin duda cuando te ves forzado al desarraigo, en la más severa de las pobrezas, por fuerza y por sentido de supervivencia, creas callo o sucumbes. Muchas veces he reconocido que si bien las condiciones no fueron favorables y ni de lejos las más propicias, sí que un valor en otros lares sacrificado en aras de la supervivencia, se nos dio a raudales, a nosotros, los supuestamente parias, fue como un maná caído del cielo….y ese maná fue la libertad y la ilustración. Solo se constata este hecho,  pasadas las décadas, cuando descubres lo diferente que es ésta sociedad, aquí y ahora, comparada con aquella, la  incertidumbre que en su momento abrazamos. 

Hoy, para mí pesar, el desinterés por el prójimo es casi obsceno y lo que es peor, se blande como un derecho inalienable. La cacareada privacidad, esa ciudadela que nos separa de los otros.  Normalmente se saca beneficio mientras sea factible,  para pasar bruscamente al descarte o lo que es más crudo, al frío trato que arrincona sin siquiera haber mediado una frase con signos de interrogación. Directamente, se hace saber,  que no tienes valor intrínseco como persona,  ni nunca lo tuviste y sí que hubo en cambio,  condescendencia,  eres un momentáneo proveedor de no sé qué , ni no sé por cuánto tiempo. 

Entonces dados estos claros y constatables hechos se llega a la conclusión de que, esa corriente deshumanizada,  en vez de ser transformadora,  es manipuladora, nunca hubo tan aciago descubrimiento.

La lectura es dolorosa no por los hechos en sí, sino por el campo yermo que va dejando como secuela. El atrincheramiento en una ciudadela de seguridad y garantías. No hay salto al vacío, hay golpes de timón. 

Pero nadie nos pide ser héroes de nuestro destino cuando solo buscamos sobrevivir y si pudiéramos, quisiéramos perdurar de algún modo. Es humanidad en estado vivo, virtudes y flaquezas, expectativas y logros, es el devenir del tiempo y de hechos que van más rápido de lo que quisiéramos. Es desvelar el misterio de nuestra finiquitud,  de nuestra vulgar, en el buen sentido de la palabra, existencia. Es Miedo con mayúsculas a vivir, por mucho que a Ud, Señor, la palabra le saque de sus casillas y le remueva su mundo de falsa seguridad. 

Para mi Maestro


 A los de mi generación les ceñían estrictas normas de comportamiento, especialmente en la infancia y en la adolescencia. La característica común a todos los sexos era la estricta observancia del silencio. Si no nos volvimos todos locos, debió ser sin duda por la vida interior que florecía a borbotones, sin contención ni mesura. 

A fuerza de la necesaria búsqueda de “alimento” devorábamos libros, música, cine, teatro….cualquier cosa donde pudiésemos encontrar respuestas a nuestras preguntas. Yo creo que a fuerza de reprimir nuestra voz, no aprendimos el sano ejercicio de intercambiar ideas hasta bien entrada la juventud y aún así, por lo menos en mi caso, experimenté y experimento aún hoy en día una sensación de represa a punto de estallar, una suerte de olla a presión en donde revueltas, están palabras, ideas y sentimientos.

Es verdad que no se si, debido a estos antecedentes o a mi condición, es que tiendo a magnificar, pasiones, anhelos, preocupaciones. No me refiero con ello que sea una dramática, sino que más  bien todo se me queda atascado en el pecho, en la garganta con una urgencia lacerante, pero que las buenas normas de convivencia e incluso de los lícitos límites que cada cual marca a su alrededor… todas estas razones juntas hacen que se tenga una pulsión insoportable por comunicarse, pero a la vez, que  los objetos de nuestro interés tengan sanas murallas que los aíslan de incursiones no deseadas.

Pero a veces, la exposición a personas que a pesar de su complejidad admiramos y nos esforzamos en entender, solo a veces, como un rara avis…nos cautivan… Desde el total anonimato, pero también desde la fascinación, uno empieza a fijarse en cada detalle, en cada enseñanza, en cada vulnerabilidad. Es ahí donde se tiene que luchar por mantener la cordura entre lo real y lo imaginario, lo idealizado, lo fabulado. A esta altura de la vida y después de décadas de campo yermo uno llega a percibir, que no constatar, que sí puede ser que existan personas con las que empatizas y que por mucho que busques no disientes en casi nada.

Esa faceta de casi voyeur de almas no conduce a nada bueno ya que es unidireccional y seguramente, como todos los voyeurs, uno permanece invisible y lo más seguro, con una etiqueta,  que es como la mayoría de los humanos “clasificamos” a la marabunta que nos rodea.

Así pues cuando la consternación por el observado crece sin remedio, si acaso se presenta la ocasión de que alguna palabra se escape por la comisura de los labios, por una ley de vida y supervivencia del otro, es cercenada sin posibilidad de diálogo, ni entendimiento. Así una vez más la brecha se ahonda y el círculo se cierra en el inicio de los inicios, cuando el silencio era lo cotidiano y no haces ningún reproche ni reclamas ningún derecho pues nunca lo has tenido ni se te han concedido. El tiempo es tan limitado y las almas circulan por líneas marcadas llenas de soledad y donde nunca podrás saber si estás equivocado, ni sabrás dónde se encuentra la verdad que nos confirme si todo es invención o realidad.


domingo, 20 de noviembre de 2022

La biblioteca

Me he hecho el firme propósito de leer la modesta biblioteca que me dejó mi padre. No por modesta es menos rica.....el tema biblioteca en mi familia tiene una historia larga que abarca el período de la guerra hasta nuestros días. 
Mi tio Iñaki, hermano mayor de mi padre, según papá, todo lo que tenía de pequeño, lo tenía también bajo tierra. Llegué a conocerle a través de las fotos que intercambiaba la familia tras años de separación, escribía a mi tía Isabel, la única hermana, mujer autoritaria como la que más para bregar con una casa de tres hermanos varones y los padres. 
Bueno...aquí el tema es que el hombre de chapela de las fotos, mi tío, le conocí en mi primer visita a España en el 75. Mi tío tenía una habitación en el piso de Santuchu sólo para la biblioteca, un sofá con orejeras y una lámpara de lectura. No dejaba tocar a nadie su tesoro, mas que bajo estrictas normas de manipulación de los libros. Con orgullo me contó que era la tercera biblioteca, pues las dos anteriores habían sido confiscadas por la guardia civil en “aquellos años”. 
Fabio, mi padre, tenía fervor y admiración por su hermano y en los cinco años que vivió en Mallorca comenzó la colección de la suya....tal como las abejas construyen el panal, pues lo llevan en los genes, mi padre y mi tío, construían una y otra vez su biblioteca, al igual que esas hormigas, que al darle una patada al cónico hormiguero, afanosas lo vuelven a reconstruir. 
Contada esta larga y necesaria anécdota decidí comenzar por el tomo uno ya que no me podía decantar entre tantos títulos......tengo que decir que, con mi venida a España, paradójicamente, he perdido vocabulario, pues encontré una palabra que usaba de joven y había olvidado.... FALLEBA.... os dejo a vosotros el buscar su significado pues yo ya he contado bastante....

domingo, 1 de septiembre de 2019

Un día de sol

Si bien estamos en el umbral de setiembre, hoy hace un día de esos donde el sol lacera la piel. El aire caliente anuncia una de esas tormentas de verano, pero el cielo esta claro y limpio aunque parece que se hubiese abierto la puerta de un horno. Los insectos zumban y aquí y allá se oye entre las ramas de los pinos el escarceo de las palomas. Como tengo que hacer ejercicio y con esta canícula no hay quien camine, decido ir a dar unas vueltas a la piscina. Según bajo las escaleras recuerdo que no me he puesto protector solar pero tengo bastante melanina  en la piel que me salvaguardará. El asma me pesa en el pecho y es como si una mano apretase mis bronquios, no se por qué en días como éstos  estoy peor. Recuerdo que papá de niña me decía que parecía un perrillo sacando el hocico por la ventanilla del coche (o el autobús). Llego al borde azul, me quito toda la ropa, me gusta sentir el frescor del agua en cada milímetro de mi piel. La piscina esta rodeada casi totalmente por arbustos y setos y me resguarda de miradas indiscretas. En cuanto me sumerjo experimento la sensación de unirme a la naturaleza, debí ser pez en alguna vida anterior. Pensaba resguardar mi cabello del agua pero no me pude resistir a hundir la cabeza, el frescor recorre todo mi cráneo, como el agua no opone resistencia me siento ligera y elástica con las piernas, si cabe, mas largas, noto cada uno de mis músculos  de la espalda y las manos cortan el agua en el ángulo adecuado. Es en estos breves momentos de felicidad y armonía que me siento adolescente.

sábado, 31 de agosto de 2019

Un día gris

He entrado en una nueva etapa de mi vida, recién cumplidos los 70, se espera de mi que sea invisible.
Mis hijos ahora pasada la treintena esperan que esté  discreta y sin opinión. No me puedo creer que después de una vida vivida tenga que guardar para este blog mis experiencias , pero así es....ni tan siquiera puedo quejarme de mis huesos o mi espalda. Siempre hay una solución para lo que no la tiene. Me consuela pensar que si a mí se me quita la voz,  a ellos, que ahora se creen dueños de la verdad, les sucederá lo mismo incluso antes que a mí. 
Nos quedan unos pocos amigos, pero según a que edades no se soporta gente tonta, el hecho de ser viejo no nos da ningún salvoconducto a nada. Así que nos damos el autobombo en facebook,  que es un punto de encuentro para viejos. 
Como ya sé cuál  es el camino que tengo que recorrer hasta desaparecer, no encuentro muchos alicientes,  ya que el físico me abandona, la voz con el maldito asma  también me abandona y la calidad de vida empeora. 
Lo que podría ser un bálsamo, que es el cariño, lo siento a faltar, siento a faltar los besos, los abrazos, el afecto y el amor también. El que había de ser mi proyecto de compañero ha mostrado su peor lado, su ignorancia y falta de calidad humana, así que me toca recorrer este camino sola. A mi edad ya no se encuentran compañeros de viaje y menos mujeres como yo que no saben ni quieren cumplir un papel preconcebido. 
Por otro lado, uno empieza a darse cuenta que lo que una vez hizo,o construyó, esta hoy en día depauperado y las espectativas de los que te rodean no tienen en cuenta tu cansancio y te infravaloran como persona. 
Luego está el cambio generacional y el cambio del la escala de valores. Pues bien, ahora vuelvo a mis orígenes, cuando me refugiaba en mi interior y me alimentaba de música  y libros, pero esto también se va desvaneciendo. Vuelvo a mi soledad adolescente en estas 70 décadas vividas.... papá  me dejó libros por leer así que buscaré  un camino,  aunque al levantarme del sofá no me pueda enderezar por mi artrosis.
 Si bien me debería contentar que vivo en el primer mundo y en el tercero la gente sufre y muere cada día injustamente, no puedo dejar de sentirme triste....

La familia Iglesias, Bilbao y las bibliotecas

Me he hecho el firme propósito de leer la modesta biblioteca que me dejó mi padre. Pero no por modesta es menos rica.....el tema biblioteca en mi familia tiene una historia larga que abarca el período de la guerra civil  hasta nuestros días. 
Mi tio Iñaki, era el hermano mayor de mi padre, según papá todo lo que tenía de pequeño lo tenía también bajo tierra. 
Llegué a conocerle a través de las fotos que intercambiaba la familia tras años de separación, yo solía escribir, según los designios de mi padre que me encomendó la correspondencia familiar a los doce años, a mi tía Isabel, la única hermana, autoritaria como la que más,  para bregar en una casa de tres hermanos varones y los padres, pero también escribía a la casa de mi tío Ignacio. 
La tía Isabel se casó con el tío Andres y tuvieron un único hijo. Jesus al que llamaban, habitualmente,  los apodos en España son comunes, le apodaban Jesusin. Jesusín era un chico guapo, tenía una cara redonda de piel blanca donde lucían unos ojos grandes de color castaño, tenia unas pobladas pestañas y era rechoncho y de mediana estatura como sus padres. No se bien que pasó,  pero dicen que debido a la polio, sobre la veintena, le produjo una minusvalía psíquica de la cual nunca se recuperó. A pesar de todo, era autónomo y sólo  se le notaba en el habla, que era lenta y como que rebuscaba en su cabeza las ideas. Eso si, siendo varón, su minusvalía no le privó de adquirir todos los atributos sociales que corresponden al macho, especialmente los vascos, ese hablar de piernas abiertas, a voces, estableciendo dogmas en cada frase, la voz alta casi a gritos. Cada pueblo tiene sus características y nosotros, viniendo de Uruguay, donde la gente tiende a ser discreta y comedida en el habla y los gestos, optando por la prudencia antes que por el sobresalir, nos sentimos altamente conmocionados al llegar a Bilbao. Un día que tomábamos  café, en un atestado bar dónde  la gente se apiñaba en medio del humo del tabaco a tomar chiquitos a media mañana, nosotros, que solo bebíamos coca cola, estábamos como sapo de otro pozo…. De pronto la gente levantaba las voces y se arremolinaban con ademanes de brazos en alto y yo decía preocupada…” papá, papa, esa gente se pelea! Y mi padre decía…,” que va! Solo hablan! Ja ja ja. Pues todos esos atributos de la “ tribu” tenía mi primo Jesusin….
Luego estaba mi tío o Jesus, que vocación de nombres para unos socialistas ateos, El tio Jesus estaba casado con la tía …. Y tuvieron dos hijos, Maria Jesus y su hermano Pedro Mari que fue marino mercante, con ellos no nos escribíamos regularmente aunque como con todos, respondíamos formalmente a sus misivas y fotos. 
Aquellas cartas formales y único medio de comunicación en la época, aún no existía internet y el teléfono era un lujo que disfrutaban muy pocos, iban y venían por avión  y por barco y podían tardar un mes o más. Las cartas se guardaban para tener un hilo conductor y cuando el cartero las traía, a veces venían “duras” con fotos dentro. Pocas veces llegaban  con ribete negro,  cosa que anunciaba alguna muerte, éstas también eran de las “duras” pues traían los recordatorios con una oración y la imagen de algún Cristo o virgen sufriendo, a veces se  adjuntaba una foto de la lápida, como testigo mudo de la muerte.. 
Bueno...aquí el tema es que el hombre de chapela de las fotos, mi tío, le conocí personalmente en mi primer y ya definitiva visita a España en el 75. 
Mi tío tenía una de las habitaciones del piso de Santuchu dedicado exclusivamente a la biblioteca, además  había frente a los acristalados anaqueles,  un sofá con orejeras y una lámpara de lectura. 
El tío Ignacio no dejaba tocar a nadie su tesoro más preciado,  tenía  estrictas normas de manipulación de los libros. Recuerdo que cuando me condujo a la habitación tenía un gesto entre receloso y molesto, me dijo primero que no podía tocar nada, pero, como si dudara,  empezó a mostrarme unos estantes deslizables donde se podían  apoyar los libros cuando se ojeaban, también me dio recomendaciones de cómo se debían coger, para no estropearlos y por supuesto ni hablar de doblar las páginas!….. los libros estaban allí como un mudo testigo de resistencia, ideas encerradas entre dos cubiertas que desafiaban la historia de represión….en el tiempo que estuve en su casa no vi que se enfrascara en la lectura de ninguno, pero los guardaba, como un centinela,  con su paso largo y enérgico pasillo arriba, pasillo abajo. 
Con orgullo me contó que era la tercera biblioteca que montaba, pues las dos anteriores habían sido confiscadas por la guardia civil en “aquellos años”. Había toda suerte de libros, de los encuadernados en piel formando colecciones, de las antiguas enciclopedias que encerraban la historia en sus tomos, también las actualizaciones y para mi sorpresa había una colección de TVEOS, que guardaba con mimo, sus labios se arquearon en un esbozo de sonrisa, casi una mueca, pues él no acostumbraba a sonreír, todo lo contrario, tenia gesto adusto y severo marcado por su recia mandíbula y su hirsuto y rebelde pelo blanco, sus ojos se entornaron ante los comics con un esbozo de ternura y recuerdos.
Fabio, mi padre, tenía fervor y admiración por su hermano mayor y en los cinco años que vivió en Mallorca, en un pequeño piso que compramos, comenzó la colección de la suya....tal como las abejas construyen el panal, lo llevaban en los genes, mi padre y mi tío construían una y otra vez sus bibliotecas, al igual que esas hormigas, que al darle una patada al cónico hormiguero, afanosas, lo vuelven a reconstruir. Pero mi padre la construía por la lógica emulación del pequeño hacia el grande, por que su hermano era como un ejemplo a seguir, su faro de Alejandría!
Contada esta larga y necesaria anécdota decidí comenzar por el tomo uno, ya que no me podía decantar entre tantos títulos......tengo que decir que he perdido vocabulario desde que, paradójicamente, llegué a España , pues encontré en la lectura una palabra que usaba de joven y había olvidado.... FALLEBA.... os dejo a vosotros el buscar su significado pues yo ya he contado bastante....

Génesis del autoritarismo y el miedo

 si... además si nosotros nos quedamos a caballo de los drásticos cambios que hubo en los 60, es decir un poco somos de los 60 y lo que conlleva,  pero también tenemos sesgos de los 40 y los 50, 
Cómo podrían habernos enseñado a vivir en este mundo nuevo, ellos, mis padres? , ellos  que estaban entre desconcertados y asustados....su reacción a los cambios y en un país extranjero fue el autoritarismo.

El miedo es un sentimiento de autodefensa que dispara nuestra adrenalina y del que no debemos avergonzarnos ni negar. Puedo recordar las contadas veces que lo he padecido,  ese gusto metálico en la boca y ese salirse del alma del cuerpo. Es obligado, aprovechando su latigazo, implementar rápidamente soluciones, estrategias, reconocerlo y racionalizarlo.