El único modo de discernir lo real de lo que no lo es, es leer el libro. Desde la portada, de reojo, me observa de soslayo, esa mirada, fría como el acero, inquisitiva, que rige y comanda.
Quizás su lectura me agregue nuevos pesares, nuevos motivos de preocupación y congoja, pero al menos no serán fruto de mi parcial apreciación. Porque digo congoja? Pues por que no me es ajeno, me interesa, me interpela.
Lo devoro… no me es un escenario ajeno, son, con salvedades, escenarios reconocibles y que hasta su olor me impregna.
No se si lo he dicho en algún momento…me hubiese gustado nacer hombre. No por la dicotomía de hoy en día de “sentirse” de un sexo diferente al propio, sino por que, desde que tuve uso de razón, pude sentir la diferencia, no solo en seno de la sociedad, sino también, como descubriría tardíamente, lo que en realidad significa biológicamente, el convertirse, en la flor de la vida, en un “sarmiento” y dejar de existir, a por oposición, ser hombre que es ser potencialmente un creador de vida sin casi nada que lo limite. Hecha ésta salvedad está claro que mi mirada, retrospectivamente hablando, por fuerza, tiene otro matiz y cierto cariz reivindicativo.
Vaya despropósito! Reclamarle a la naturaleza.
Volviendo a los relatos de los hechos, siendo los míos prácticamente calcados y me atrevería a decir no solo los míos, sino los de dos generaciones o más, que sufrieron dos guerras y destierros forzados…. Tengo que hacer un giro crítico y centrarme más en la persona y como gestiona lo relatado.
Nos cuenta sus experiencias con honestidad y sin retoques estéticos pero como si de una isla se tratara donde convergen todas las abyecciones de la sociedad de la época. Su visión es en cierto modo parcial dado que si bien los hechos son comunes a su generación, su modo de afrontarlos es muy personal, dejando de lado la perspectiva de género, que en cierto modo jugaba a su favor.
Sin duda cuando te ves forzado al desarraigo, en la más severa de las pobrezas, por fuerza y por sentido de supervivencia, creas callo o sucumbes. Muchas veces he reconocido que si bien las condiciones no fueron favorables y ni de lejos las más propicias, sí que un valor en otros lares sacrificado en aras de la supervivencia, se nos dio a raudales, a nosotros, los supuestamente parias, fue como un maná caído del cielo….y ese maná fue la libertad y la ilustración. Solo se constata este hecho, pasadas las décadas, cuando descubres lo diferente que es ésta sociedad, aquí y ahora, comparada con aquella, la incertidumbre que en su momento abrazamos.
Hoy, para mí pesar, el desinterés por el prójimo es casi obsceno y lo que es peor, se blande como un derecho inalienable. La cacareada privacidad, esa ciudadela que nos separa de los otros. Normalmente se saca beneficio mientras sea factible, para pasar bruscamente al descarte o lo que es más crudo, al frío trato que arrincona sin siquiera haber mediado una frase con signos de interrogación. Directamente, se hace saber, que no tienes valor intrínseco como persona, ni nunca lo tuviste y sí que hubo en cambio, condescendencia, eres un momentáneo proveedor de no sé qué , ni no sé por cuánto tiempo.
Entonces dados estos claros y constatables hechos se llega a la conclusión de que, esa corriente deshumanizada, en vez de ser transformadora, es manipuladora, nunca hubo tan aciago descubrimiento.
La lectura es dolorosa no por los hechos en sí, sino por el campo yermo que va dejando como secuela. El atrincheramiento en una ciudadela de seguridad y garantías. No hay salto al vacío, hay golpes de timón.
Pero nadie nos pide ser héroes de nuestro destino cuando solo buscamos sobrevivir y si pudiéramos, quisiéramos perdurar de algún modo. Es humanidad en estado vivo, virtudes y flaquezas, expectativas y logros, es el devenir del tiempo y de hechos que van más rápido de lo que quisiéramos. Es desvelar el misterio de nuestra finiquitud, de nuestra vulgar, en el buen sentido de la palabra, existencia. Es Miedo con mayúsculas a vivir, por mucho que a Ud, Señor, la palabra le saque de sus casillas y le remueva su mundo de falsa seguridad.