El lugar donde vivo es un pequeño Paraíso.
El ojo se pierde en el Mediterraneo añil.
Al ver esta imagen casi apetece henchir los pulmones del fresco aire marino.
La atmósfera es diáfana y tiene un suave aroma yodado. La luz cae acerada sobre todo lo que se erige sobre la superficie.
Cuando miro esta imagen me siento parte de esta isla y me siento también ser humano perteneciente a este universo.
Una sensación de serenidad me invade. Pienso que ésto es lo que experimentan los millones de personas que nos visitan cada año.
La isla y sus habitantes siempre han sido generosos, permitiéndonos compartir este magnifico paisaje. Comparten con nosotros la intimidad de sus campos labrados, de sus rebaños, de sus árboles floridos, de sus casas de labranza, de sus preciosos muros de piedra seca, sus molinos....Tienen la sabiduría de no poner vallas a la naturaleza, solo es necesario insinuarlas para que los animales no escapen.
Creo que este precioso patrimonio de paisaje y de sentimientos esta desgraciadamente perdiéndose y dilapidándose.
Tenemos en este momento una suerte de nuevos habitantes de la isla que se enamoraron de ella por lo que veían, pero que no tienen el alma generosa como los lugareños.
Son por naturaleza y derecho egoístas, mercantilistas e insolidarios. Adquieren una posesión o una casa, pero no compran solo los metros cuadrados construidos; compran también la vista del mar o la vista de los almendros que crecen en su finca.
Como esto que compran, es suyo y lo han pagado a buen precio, no quieren que nadie más que ellos, los propietarios de esa belleza, puedan verla y disfrutarla.
Se aseguran muy bien de ello con la connivencia de nuestras autoridades (hecha la ley hecha la trampa).
Como no se pueden levantar muros de tres metros para tapiar las vistas, pues se construyen muros que rebañando centímetros por aquí y por allá, tapiando con una chapa...que por cierto los elementos decorativos nada tienen que ver con Mallorca sino mas bien con Beverly Hills, se logra el objetivo deseado: TAPIAR LA BELLEZA
Y si pudiese quedar algún resquicio por el que el ojo humano pudiese disfrutar... pues unos buenos cipreses, que en unos años le quitaran incluso la vista a los vecinos que habitaban y disfrutaban hasta el momento de estas bellezas.
Se percibe desde las aceras que tra
Si cualquier intrépido osa asomarse al acantilado para poder ver la costa, pone en riesgo su vida ya que incluso desde el lateral se coarta todo lo posible la visión del paraíso.
Es una pena comprobar que no importa el color político de nuestros gobernantes el expolio continua.
Tuvimos una seudo "plaza pública" que no es mas que un eufemismo para ceder una zona verde a la urbanización "Monte d´Oro" para que sus accesos se vieran mas amplios y ajardinados perdiendo a cambio el acceso a la playa de los vecinos, que bajaban al mar con sus barcas de pesca.
También justo enfrente, el antiguo campo de football perteneciente a la sazón a la asociación de vecinos, donde solían celebrarse misas en pascua y partidos de football por los niños del vecindario, se ha convertido en un parking para usufructo del Club Privado de Tenis, ya se sabe....la natalidad ha bajado mucho en nuestro país y como ya no hay tantos niños ni tantos católicos......pues poco se pierde.
Bueno.... me queda el recuerdo y estas fotos, lástima que los responsables del destino de esta isla no se den cuenta del rico patrimonio que poseen y que venden a tan bajo precio.
Costa de la Calma año 2007, Calviá, Palma de Mallorca.
