sábado, 17 de julio de 2010

LOS AZAFATOS DE EASYJET

VIAJE A LONDRES
Siempre me quedo absorta mirando las evoluciones de los azafatos de Easy Jet.
Hacen su trabajo con determinación y ampulosidad. Me maravilla como desempeñan su labor, de un modo aséptico, manteniendo una distancia respetuosa con los pasageros, pero al mismo tiempo, son como actores que representan su papel, no se percibe en sus ademanes, miradas, gestos, nada de su individualidad, de sus apetencias, sentimientos, humor ni de su estado de animo. 
Hacen sus tareas con  total implicación, como si nada mas existiera en este mundo. Pasan lentamente chequeando los cinturones, las mesillas, las persianas de las ventanas, los bolsos fuera de sitio, la inclinación de los respaldos.
Inclinan la cabeza mirando incisivamente como para enfatizar su acción y que quede constancia del acto, incluso hay una ligera inclinación del torso y  los hombros hacia su objetivo.
Hacen una indicación al pasagero distraido y esperan hasta que se cumpla la norma infringida, un cinturón infantil mal atado, un ipod sin apagar. Siguen el proceso con una media sonrisa y algún mohín de la nariz o las cejas cuando la hebilla se resiste.
Toda esa gestualidad es como un protocolo previamente ensayado y que se supone es para agradar al viajero. Tengo la impresión de asistir a una representación coreografiada, en la cual el bailarín pone toda su voluntad y concentración
Físicamente son muy delgados, alfeñiques, enjutos, a la medida de los pasillos, las gavetas, los anaqueles, las puertas de los servicios. Los ademanes, adecuados al reducido espacio, son levemente femeninos y de cierta fragilidad. Coger un vaso y llenarlo de refresco es todo un ritual, como si de la manipulación de una complicada maquinaria se tratase. Detrás, seguro hay una selección de personal por talla, estatura y peso y una rígida formación, de como desenvolverse de un modo rápido y efectivo y que denote eficiencia.
El chico lleva las dos bolsas de plástico una dentro de otra, la verde y grande para papel fuera y la naranja para envases dentro "Last minute rubish'" va repitiendo como una letanía, es pequeñito como todos y creo auténticamente afeminado, es como si se hubiese quedado anclado en la pubertad incluso tiene acné, pero sus zapatos desproporcionados a la figura, indican con certeza que es un adulto. Lleva el pelo exacto como Paul Mc.Cartney en los 60, es todo un "mod", coge el telefonillo para dirigirse a los pasageros y recita su petición de calderilla para los necesitados en un perfecto ingles,  comprensible y a la velocidad adecuada para enfatizar las frases y acabar las palabras con todas sus consonantes,  con esa preciosa entonación británica que aprendí, pero que cuesta tanto encontrar hoy en día.